Para Roberto Cañas, lo mejor que ha pasado en los intentos de buscar acuerdos es el reciente acercamiento del Gobierno con la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), porque tiene la esperanza de que dejen de ser “reuniones para platicar”. Por segundo año consecutivo, asegura que no logra ver las apuestas económicas del Gobierno, algo que incluso veía en la administración de Mauricio Funes. Eso le lleva a pensar que la actual administración está limitándose a administrar crisis. Por eso, advierte que el mensaje del presidente Salvador Sánchez Cerén será vital el próximo 1 de junio, no por su rendición de cuentas, sino por sus anuncios.

¿Cómo evalúa el desempeño económico del Gobierno durante estos dos años?

Las tres prioridades del Gobierno fueron empleo, educación y seguridad (señala la plataforma de Gobierno del FMLN). Eso se vuelve a repetir en el plan quinquenal. En El Salvador hay que crear 60 mil empleos y es evidente que en ninguno de los años que ha estado el partido oficial se ha creado 60 mil empleos, hay reducción incluso en los últimos meses. Ellos buscaban la estimulación del empleo a partir de la diversificación de la matriz productiva. Cuando vemos las metas, vemos que el nivel de cumplimiento es muy modesto, no logro ver dónde están las apuestas estratégicas, los motores de desarrollo, porque, si no, usted se convierte en Gobierno bombero, que solo está buscando apagar fuegos, y a este Gobierno le ha tocado apagar fuegos muy grandes: la crisis de seguridad que se disparó con la matanza de Opico, la crisis económica con el problema fiscal, se está hablando que no le va alcanzar el dinero para el fin de año, que va a entrar en default significa que el Gobierno no va a tener dinero para pagar salarios, pensiones: eso denota que lo que está manejando el Gobierno es una crisis, no estamos hablando, como lo hizo (Mauricio Funes) hace cinco años, que él tenía apuestas estratégicas, el Fomilenio, asocio público privado, puerto La Unión. Yo a este Gobierno no le he oído, lo que le oigo es cómo hacer una reforma de pensiones, cómo buscar más deuda porque tienen un problema de caja, cómo van a meter más soldados para disminuir homicidios, manejar crisis, es lo que está haciendo. El desempeño económico es muy modesto: que el crecimiento fue 2.5 % del PIB está bien, porque creció, pero es insuficiente. Se necesitaría un 6 % durante siete años.

El FMLN resiente de la empresa privada que no invierte en El Salvador y dice que es más ideológica que productiva. ¿Es cierto?

La lógica del empresario es la búsqueda de la máxima ganancia, el empresario y el capital no tienen patria, se van donde la rentabilidad sea mayor. El problema no es ideológico, es dónde obtienen más ganancia, no hay que perderse, el problema de un político sí es ideológico, pero el problema de un empresario es buscar ganar. Por eso es que están muy tranquilos con Daniel Ortega, se entienden de maravilla, ¿porque Daniel Ortega es sandinista?, no, porque con Daniel Ortega tienen más posibilidades de tener más altas tasas de rentabilidad. Es más rentable invertir en Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Colombia, que en El Salvador, porque los bienes no transables son más baratos. Un empresario no ve si es marxista o neoliberal. En El Salvador la energía es cara, la infraestructura portuaria tiene problemas. Hay que entender que el empresariado salvadoreño ya se trasnacionalizó; los grandes empresarios salvadoreños tienen inversiones en Nicaragua, Guatemala, Honduras, en Colombia. Ya para ellos El Salvador es importante pero no es lo único ni lo más importante, para algunos sí, hay empresarios que no pueden echarse en la espalda sus inversiones y sacarlas del país porque 90 supermercados no se pueden sacar del país, son los que deberían ser los más interesados en que exista gobernabilidad.

ROBERTO-CANAS-2¿Qué se puede esperar de un diálogo del Gobierno con la empresa privada, y qué no se puede esperar del mismo?

Diálogo es intercambiar opiniones, lo que se necesita son compromisos. Cuando se convierte en una mesa de negociación y entiendo que eso tiene olor a eso, tiene posibilidades. ¿Qué le da posibilidades? Que hay comisiones permanentes, eso es bueno porque hay delegaciones; dos, hay agenda, no es la única ni la mejor pero tienen agenda, procedimentalmente tiene buena cara porque han hecho acuerdos de no confrontación. No tienen calendario para llegar a acuerdos y eso es malo. Otro gallo cantaría que digan: el 15 de septiembre vamos a entregar al país acuerdos. Vamos a ver qué capacidad tienen de llegar a acuerdos básicos. Imagínese que llegan a acuerdos que pasan por reforma, van a caer al resumidero que se llama Asamblea Legislativa. No es automático.

¿Qué nota le daría a este segundo año de Gobierno?

Yo le pondría 5 para que no digan que soy tan mala gente.

En seguridad, ¿se salvó el Gobierno por las medidas tomadas en los últimos meses?

No se pueden hacer cuentas alegres a partir de los últimos dos meses. Se plantean convertir los territorios en espacios de paz y convivencia (señala la plataforma de Gobierno del FMLN), incrementar elementos en la policía comunitaria, punto final a las extorsiones. En prometer no hay engaño, esto es lo delicado. En un sistema político que no se cumplen, hay referéndum revocatorio de mandato. Uno revisa esto y se da cuenta que aquí es muy modesto el grado de cumplimiento de las promesas, el más abandonado es la protección a las víctimas. En seguridad, lo que ha hecho el Gobierno es una visión unidimensional, en la que lo único que hay son pandilleros terroristas como nos llamaban a los guerrilleros, delincuentes terroristas asesinos. La visión del Gobierno es unidimensional, solo hay un delito aquí, y todo está mal si suben los homicidios, y está bien si bajan los homicidios.

Pero el homicidio es el más grave.

Sí, pero no es el único y no se puede hacer un juicio completo. En términos de delincuentes no solo hay pandilleros, hay narcotraficantes, hay gente que está en el crimen organizado, nadie habla del narcotráfico, aunque hay que reconocerle a este Gobierno que los decomisos de droga han sido mucho más que los que han hecho en todo el año pasado.

¿Qué pasó antes?

Como dice Pablo Escobar, aquí es por la plata, no por el plomo. Es que aquí el problema no es el narcomenudeo, lo que venden en la Tutunichapa o en El Hoyo, aquí son las 600 toneladas al año que la DEA (Administración para el Control de Drogas, siglas en inglés) dice que pasan por aquí. Lo gravísimo en la política de seguridad es que se ha hecho permanente la participación de la Fuerza Armada en seguridad pública, en contra de la Constitución, son más de ocho mil efectivos.

¿No le parece que la tarea de los soldados es disuasiva y puede evitar que pandilleros ingresen a un lugar?

Eso es bien relativo. Si usted saca una tanqueta, que es absolutamente inútil para una guerra urbana, me puede asustar a mí, pero un pandillero, que su comportamiento es muy irregular, no le hace ni cosquillas. El otro problema, los batallones de reacción tienen varias dificultades: no es permanente, cuando levantan el operativo, vuelve el pandillero: el efecto fumigación. Las tareas de seguridad encomendadas a la Fuerza Armada no son efectivas porque no tienen las competencias en protocolo de seguridad y por eso los jóvenes están aterrorizados con la forma en que le piden los duis. Se criminaliza ser joven.

¿Las medidas extraordinarias pueden ser sostenibles?

En el largo plazo, no. Hay que hacer ordinario lo extraordinario, que el control de los territorios no sea una medida extraordinaria.

¿Y cuál es la clave para hacerlo sostenible?, ¿los recursos?

Los recursos y la visión, tiene que ser una visión integral. Si el efecto militares se termina o se levanta en un territorio, vuelve el dolor de la delincuencia. La política de seguridad no es mala, ellos definen que la columna es la represión del delito, yo creo que la columna vertebral es la prevención. En la epidemia del dengue, usted puede matar todos los zancudos pero si no va donde está el agua acumulada, van a seguir. Tienen que hacer más en prevención, en la reforma judicial, capturan gente y cuando llegan al juez la fortaleza de la prueba es tan débil que los jueces los dejan en libertad.

Funcionarios han dicho que temen un golpe de Estado, y mencionan casos de Brasil, Guatemala, Venezuela. ¿Deben temer?

El recurso de retórica de hablar del peligro de un golpe de Estado es parecido al de “persecución política”. Hay que decir las cosas como son. Si el Gobierno es fortalecido por el vínculo con la sociedad y la sociedad ve que está contribuyendo a resolver los problemas del país, por más amenaza que pudieran haber, tiene condiciones para enfrentarlo con eficacia. Habría que ver si no es muestra de debilidad cada vez que se siente acosado. La transparencia, la lucha contra la corrupción, la rendición de cuentas son atributos que le dan más legitimidad al Gobierno. O puede ser que lo hagan en función de movilizar a su base que pueda sentirse desmotivada.

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“De aquí en adelante, el 
cálculo político va a privar”

¿Cómo ve el comportamiento de GANA que se distancia del FMLN y se está acercando a ARENA?

Yo creo que, de aquí en adelante, el cálculo político electoral va a privar en todo lo que se diga y haga en la clase política. A partir de que se acerca más la precampaña 2017 y las elecciones de 2018 y de 2019, lo que diga cada político lo va a calcular pensando en que si gano votos o pierdo votos, o gano patrocinadores o pierdo patrocinadores. Hay que acordarse que el elemento que diferencia en quién gana y quién no gana una elección en El Salvador es el dinero. Un político de GANA va a decir: ‘Si voto de esta manera, voy a asegurar mis patrocinadores’. Por eso es que se le ha dificultado tanto algo que parecía seguro para el Frente. Hoy, ni a mayoría simple llega, porque en GANA el cálculo es: si lo apoyan, ¿ganan votos o pierden votos?, y así lo analiza el PCN y (Rodolfo) Parker. Hay otra cosa: yo creo que es una adicción de estarse muy prematuramente autoproponiendo como precandidatos. La definición de un candidato puede ser un año antes. Se vuelve ciego aquel que es muy ambicioso, esa adicción al poder y ese grupo de aduladores alrededor, empiezan a creer lo que le dicen. En el Frente hay como cuatro, Nayib (Bukele) se le nota como a 200 kilómetros que quiere, todo es aqua. En ARENA son más cautos, son menos desbocados, el más desbocado es Norman Quijano, pero me parece que es cohete quemado. Ahí hay más gente, Ana Vilma (de Escobar), por supuesto, pueden ser los bichos de ARENA o el político que no es político. Los que se proponen como candidatos tan temprano los tiran a los leones. Se vale, en querer no hay engaño, por eso es que hay inauguraciones, supervisiones y todo eso acompañado de todos los corresponsales.

¿Esta aspiración temprana daña al país?

Sí, daña porque la política se hace en base a personas y no en base a programas. ¿A mí qué me importa si es alto, bajito, gordo o flaco, de ARENA o del FMLN? A mí lo que me importa es el programa, no es la carita, no es usar niños como recurso. Yo quiero oír a los precandidatos qué es lo que van a hacer. Que me estén mencionando los nombres es irrelevante.

Hay candidatos que aseguran que la ideología no importa. ¿Es posible que ocurra en El Salvador?

El fenómeno de Donald Trump en Estados Unidos, por ejemplo, la idea de que outsiders pueden tener posibilidades, porque hay que tener en cuenta hay señales profundas del agotamiento del bipartidismo, no se pueden poner de acuerdo, están en confrontación estéril, están muy desprestigiados, tienen poca representatividad.